El mal comienzo de Más x México plantea serias dudas sobre su capacidad para establecerse como una fuerza política relevante
El movimiento político Más x México, que busca convertirse en un partido político que actualmente liderea Cecilia Rosalía Loria Marín ha comenzado su camino con varios tropiezos que dejan mucho que desear.
La falta de convocatoria, la participación de figuras políticamente poco conocidas y el incumplimiento de pagos a proveedores son algunas de las señales de un mal comienzo para este proyecto.
El primer evento de presentación del movimiento, desarrolllado hace unas semanas, que aspiraba a marcar un punto de partida sólido fue un fracaso en términos de asistencia y organización.
La baja participación reflejó una falta de interés o confianza en la propuesta que ofrece Más x México. Además, los perfiles de los involucrados carecen de reconocimiento en el ámbito político nacional, lo que complica aún más su aspiración de ganarse la confianza del electorado.
Norberto Núñez en contubernio con deudas
Un aspecto particularmente preocupante es el incumplimiento de pagos a los proveedores que participaron en la organización del evento de lanzamiento. Según una fuente cercana al Grupo Sexenio, el movimiento no cumplió con los compromisos financieros adquiridos, orquestados por Norberto Núñez, una práctica común en la política mexicana. Este tipo de conducta no solo refleja una falta de profesionalismo y seriedad por parte de los organizadores, sino que también puede afectar negativamente la percepción pública del movimiento desde sus inicios.
Detrás de Más x México se encuentra Cecilia Rosalía Loria Marín, una política quintanarroense conocida por su polémica salida del partido Movimiento Auténtico Social (MAS). En junio de 2022, José Antonio Monroy Mañón, presidente estatal del MAS, anunció la expulsión definitiva de Loria Marín por desafiar las normas internas del partido.
Esta situación ha generado dudas sobre la legitimidad y transparencia del liderazgo en Más x México, ya que Loria Marín es vista con un tono de incertidumbre y controversia.
La falta de estructura y organización, sumada a los problemas de financiamiento y liderazgo cuestionable, podrían condenar al proyecto al fracaso antes de que tenga la oportunidad de despegar. Además, la mala gestión en el lanzamiento podría alienar a posibles simpatizantes y colaboradores, dificultando aún más la consolidación del movimiento.
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